“CONFESIONES DE UN ESCRITOR”
¿Razones por las que escribo?, Puedo enumerar varias. Diría que lo hago para materializar mis sueños, que a través de cada frase logro dar forma a los sentimientos más profundos de mi alma. También podría decir que libero mis demonios, esos que se encuentran encerrados dentro de mi cuerpo y que claman desesperadamente por salir.
Mi escritura es un desafío a Dios, a los principios y a las leyes. Es un veneno que se dispersa entre los desesperanzados, los fracasados, los suicidas, los que perdieron toda oportunidad, los angustiados y los que dejaron pasar a la felicidad de largo.
Escribo para detener al tiempo, haciéndole saber que no me importa quien es y que es lo que quiere hacer conmigo. Cada una de mis palabras es una bala que atraviesa la carne y la desgarra completamente, una bomba que explota y aniquila a la religión y a todo lo que la rodea, una estaca que se clava en el seno de la sociedad, desangrándola hasta la muerte
Pero además escribo para hacer del sufrimiento un placer, del dolor un goce y del horror belleza. Le demuestro a la vida lo inútil y monótona que es, en comparación con la muerte. Le grito al amor lo sucio e engañoso que es, comparado con del odio. Mi escritura es una oda al caos y a la locura, porque pienso que es lo único que nos puede salvar:
El caos como forma creativa y de expansión de nuestras ideas, y la locura como un método para alcanzar la verdad, esa que la realidad nos niega permanentemente.
Quizás la razón principal por la que lo hago es para conseguir la libertad. Escribiendo soy totalmente libre, rompo con cada una de las cadenas que impone la existencia, con cada barrera que va colocando el destino a lo largo del camino. En el momento en que escribo mi alma se olvida de que esta encerrada en un cuerpo y comienza a volar. Vuela a través del tiempo y del espacio sin ninguna traba, sin ningún límite posible.
A través de mi obra me propongo liberarlos. Liberarlos del cerco que cada uno de nosotros construye día a día, liberarlos de las presiones que debemos soportar por el solo hecho de estar vivos, liberarlos de las ataduras de la rutina que nos va a aniquilando cada segundo y conducirlos hacia un lugar en donde solo gobierna la pasión y la imaginación. Un lugar
donde no existen dioses esclavizantes, reglas que van en contra de nuestros sentimientos, leyes que censuran nuestra creatividad y nos convierten en maquinas perfectamente iguales, cargadas con el mismo y aburrido programa.
Con la escritura me propongo luchar, iniciar una guerra que acabe con este mundo hipócrita y falso, restaurándolo por uno real y verdadero, quiero eliminar todos los preceptos y mandamientos que esta sociedad ha adoptado y reemplazarlos por aquellos que cada uno desee adoptar. Estoy decidido a borrar al tiempo y a sus súbditos, que se hacen llamar horas, minutos y segundos
“Comienzo a escribir”...